Pocas letras y pocas ideas.

jueves, marzo 22, 2007

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Yo no se porque siempre me presto a hacer favores, digo, si simplemente dijera “ Sabes que, no puedo por …” y mil un razones y excusas listas para librarme de tan agotadora tarea que es hacer un mendigo favor. Lo peor es que siendo un asunto tan nimio no pueda dejarlo de tener adherido a la mema. Hay veces en que me siento preso de mis “cualidades humanas”, demasiado amable y diplomático, con las ganas de darle un baño a quien se me ponga enfrente en un mal día ¿y que es lo que hago? Le digo “Mira, que he tenido un mal día mejor tratamos eso luego ¿va?” Y me retiro de la manera más amable ¡Por favor, un poquito de agresividad y rabia! Algo de desenfreno, o mejor aún, indiferencia ¡Que se acabe el mundo, a mi que chigaos me interesa! Ah, pero no, tenía que salir con mi manchita idealista ¿Qué pasó con el amor? Se vendió ¿Y la libertad? Se fue con la individualidad. Pues ¿saben que? Al primero yo lo compró y lo regalo, a la segunda yo la buscó, la encuentro y la pongo donde todos la vean para que agarren un cachito. Denme cinco minutitos para tomar aire de la nortada, así fresquesito, que renueve, que este mundo no lo aguanto y no lo quiero aguantar, pero aquí estoy para buscarle lo que le queda de bueno, que no es poco, pero a ver, quien me diga donde y como hallarle a la primera, sin que sean falsos que parezcan verdaderos, porque así, pues mejor me voy a leer unos cuentos y novelas de final feliz. Estoy inconforme, sí, pero no por la gente en si, sino por mí, digo y repito, una y otra vez hasta que lo logré, aunque sea por un ratito, quiero ser indiferente a todo, nomás tantito, pero no puedo evitar que me importe lo que veo que es injusto, a pesar de que no me afecte, a pesar de que ni conozca, y no es que sea chismoso, es que me enfurece ver como los que tienen el medio y el modo, joden a los que no tienen ni como ni manera, lo peor, cuando estos últimos repiten lo que aprendieron. Tráiganme al nagual, a ver si me ayuda, que se convierta en perro, que me muerda un poco, que se lleve un cacho de mi y que en ese cacho vayan las emociones, al fin y al cabo nomás me estorban, lo digo porque no me dejan estar en paz ni dejar en paz. Antes me enceraba en mi conchita, decía yo, “si no lo veo y no lo quiero ver, no lo siento, no me importa” pero no, resulta que desde la conchita uno se aísla, pero escucha y ve todo a través de la concha, y que hace uno cuando se siente solo y quiere que lo escuchen, pues se hace un hoyito se deja que alguien meta la cabeza se le cuenta y se le deja ir, pero queda el hoyito ¡Mendigo hoyito! Pues resulta que se te rompe la concha, quedando a la intemperie, y como nadie te conoció, pues nadie te apoya en ese ratito tan vulnerable. Ya me salí de tema, pero no importa, dejo en claro, no quiero que me importe, no quiero que me preocupe la chica desconocida, amiga de una conocida, borracha al punto del colapso, no quiero ayudar al amigo que cae en pena por un desamor, no quiero sentir que no di el todo porque prefirió a otro después de conocerme a mí, no quiero sentirme culpable de haberle mentido, no quiero, pero simplemente no puedo, me importa, me preocupa la chica cuyos amigos ignoran porque están demasiado ebrios para ayudar, ayudo al amigo porque sufrió lo mismo que yo y me siento culpable por no haber sido honesto. Es bueno que me importe, pero daña, cuando a uno de veras le importa, daña.